sábado, 9 de enero de 2016

H DE HALCÓN


TÍTULO: H DE HALCÓN
AUTOR: HELEN MACDONALD
EDITORIAL: ÁTICO DE LOS LIBROS


Muchas veces compras un libro por las referencias leídas sobre él, o bien, porque narra un tema en el que estás interesado. Lo que me llevó a mí, a adquirir H de Halcón, fue su portada.
Estaba colocado en una repisa y los ojos del azor de la portada se clavaron en los míos. Como embrujado, me acerqué, y lo cogí. Empecé a leer las críticas y opiniones y no lo dudé, lo compré.

H de Halcón, es un canto a la vida y a cómo sobrellevar el duelo de una pérdida. En este caso, la inquieta protagonista, pierde a su padre, a su referencia; y entiende que la mejor forma o, mejor dicho, la única forma de soportarlo, es volver a hacer lo que le unía a su padre.
Su padre, fotógrafo de profesión, amante de la Naturaleza, de los aviones y las aves; le enseñó lo más importante en la vida, a ser paciente. La paciencia impregna todo aquello que queremos conseguir. Al final, si eres paciente, consigues tu objetivo. La protagonista, recupera una de sus pasiones que compartía con su padre, la cetrería; y decide adiestrar al ave más complicada, el azor.

Es un libro delicioso, está escrito con tanta delicadeza y con tan bellas reflexiones, que la verdad ha sido un descubrimiento inesperado. Nos transmite todo el amor hacia una actividad, que por lo menos, para mí, era desconocida, la cetrería. Obviamente, esa pasión, está unida a su otra gran pasión, su Padre.

Hay párrafos llenos de palabras con las que puedes llegar a sentir la belleza de un paisaje o la naturaleza de las personas. De todas ellas me quedo con éste:

Tímido, arrugado, de mediana edad y con aspecto de sobrellevar alguna derrota en silencio, se frotaba el rostro con ansiedad cuando pedía los libros en la caja. No habría durado mucho, creo yo, en el campo de batalla. Pero lo sabía todo sobre esas guerras, conocía íntimamente cada batalla, sabía exactamente dónde estaban los destacamentos de tropas focenses desplegados en las cimas de las montañas. Yo conocía la cetrería del mismo modo. Cuando tuve mi primer halcón, años después, me quedé asombrada ante lo real que era el animal. Yo era el vendedor de moqueta en la batalla de las Termópilas”


P.D: en otra vida, si la hay, espero ser cetrero inglés… 

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