El domingo tocaba correr por primera vez el Desafío Cintruénigo. Carrera solidaria por monte, donde se podía elegir la distancia a recorrer, la de 15 o la de 23. Por supuesto, ya que se va , se va.. Pues a la de 23.
Llegaba muy bien de forma, había metido carga de
monte las semanas previas y las series estaban saliendo. Preparo la equipación el
día anterior, que es una liturgia especial con la que gozo, y a descansar.
DÍA DE LA CARRERA: Tiempo espectacular, fresco sin
aire y día despejado. A las 9 de la mañana salían los que la hacían andando y a
las 11, nosotros, los corredores.
Se tira el cohete y a correr. Los del club Corella
empiezan a tirar, me pongo a un lado y les sigo el ritmo. Al lado mío, un
corredor saharaui. Primeros kilómetros tranquilos, en grupo, a ritmos de 4:05.
En el kilómetro 3 acelero un poco, para ver como va el personal, me siguen 3,
entre ellos el saharaui. Vamos los cuatro en grupo a ritmo clavado de 4 el
kilómetro.
Se inicia la subida, decido ir tranquilo, pegado a ellos sin tirar, ya que no conocía lo que venía después. Hacemos la primera de las subidas y vamos juntos en el llano, todo el rato ritmo constante de 4 el kilómetro que siendo sube y baja va desgastando. Aceleran el ritmo y pienso como vayan así los 23, va a estar entretenido.
Llegamos a la intersección que divide la carrera en 15 o en 23 y veo que los tres se van juntos por el cartel de la de 15, así que sólo me voy por la de 23. A partir de ahí, mi desafío particular, correr en solitario 16 kilómetros por el monte. Sólo y con el de la bici que guía al primero.
Voy disfrutando, subiendo como nunca, el de la bici no me puede seguir subiendo, qué gozada.. Las piernas en la bajada, respondiendo y a partir del kilómetro 10 empiezo a adelantar a los andarines . Qué majos como animaban, en las subidas parecía el Tour de Francia, los andarines a los lados y la bici abriéndome camino.
Gozo cada zancada que doy, era como un sueño. Los últimos kilómetros hasta la meta llanos, aprieto un poco y hablo con los de las bicis. Al final, el arco de meta, últimas zancadas y llego. Paró el crono en 1:38:25, a 4:18 min/km de media. Contento no, lo siguiente.
Después tercer tiempo en Fitero, ni decir tiene que comimos de maravilla…
Se inicia la subida, decido ir tranquilo, pegado a ellos sin tirar, ya que no conocía lo que venía después. Hacemos la primera de las subidas y vamos juntos en el llano, todo el rato ritmo constante de 4 el kilómetro que siendo sube y baja va desgastando. Aceleran el ritmo y pienso como vayan así los 23, va a estar entretenido.
Llegamos a la intersección que divide la carrera en 15 o en 23 y veo que los tres se van juntos por el cartel de la de 15, así que sólo me voy por la de 23. A partir de ahí, mi desafío particular, correr en solitario 16 kilómetros por el monte. Sólo y con el de la bici que guía al primero.
Voy disfrutando, subiendo como nunca, el de la bici no me puede seguir subiendo, qué gozada.. Las piernas en la bajada, respondiendo y a partir del kilómetro 10 empiezo a adelantar a los andarines . Qué majos como animaban, en las subidas parecía el Tour de Francia, los andarines a los lados y la bici abriéndome camino.
Gozo cada zancada que doy, era como un sueño. Los últimos kilómetros hasta la meta llanos, aprieto un poco y hablo con los de las bicis. Al final, el arco de meta, últimas zancadas y llego. Paró el crono en 1:38:25, a 4:18 min/km de media. Contento no, lo siguiente.
Después tercer tiempo en Fitero, ni decir tiene que comimos de maravilla…