Llego a Santander a media tarde, la ciudad me acoge con 12º menos que en Tudela y con una tormenta de impresión. Me dirijo al Palacio de Congresos para recoger el dorsal y para dejar el avituallamiento. Me sorprende que pese a que es el Campeonato de España de esa distancia, es todo muy familiar.
Sigue lloviendo, voy ya al hotel para cenar y a descansar todo lo posible. Empiezo a pensar que si continua lloviendo, habría que correr con aletas y que se puede hacer duro correr mojado durante tantas horas.
DÍA
DE LA CARRERA… 5.00 Me despierto, salgo de la cama y… empiezo a notar que todo
se mueve, me noto mareado. Me digo a mí mismo, que será por la bajada de
tensión normal por estar a nivel del mar, pero dentro de mí sé que no es así. Ducha
y a desayunar. Tras el desayuno vuelvo a la habitación y a los mareos se le
suman las naúseas y los vómitos.
5.40
Llamada de mi amigo Iván para darme últimos ánimos. Le cuento como estoy y que
incluso me planteo no correr. 5.45 Me dirijo al autobús que nos llevará a la línea de meta. En el autobús reina el silencio. Yo sigo mareado.
6.30 Dejo la bolsa en el ropero-vestuario y nuevamente náuseas y vómitos… Cómo voy a correr así?.. Por qué me pasa esto? Tantas horas de entrenamiento, controlando todo y no puedo hacer nada por mejorar.
6.45 Decido correr. Sé que es una irresponsabilidad, sé que es difícil que termine, pero intento salir y dar alguna vuelta al circuito. Las 20 vueltas va a ser imposible, por mucho que me hidrate.
En
la salida, me pongo a hablar con Jesús Arroyo, corredor aragonés, un crack,
curtido en mil batallas.
7.00
Salida… Comienza la prueba, yo me adhiero a un grupito, siempre cerca de Jesús,
vamos hablando comentando como es el circuito, su experiencia, las horas claves….El ritmo es de 5:15 aproximadamente, mi objetivo era hacer una media de 5.30-5.40 global. Los mareos han disminuido, pero noto mi cuerpo vacío, si fuera un 10 km, aguantaría , pero siendo 100 km … Sabía que iba a estar difícil.
Pasan las vueltas, el ritmo se va manteniendo.. 10, 20, 30 kilómetros, voy hidratándome y tomando geles. El avituallamiento fuerte lo haría en el 50.
A las 9.00 comienza la otra prueba, la de 10x10 relevos, nos tocaría compartir vueltas y sobretodo, sentirnos tortugas cuando nos pasaban. He de decir, que siempre que te pasaban, te daban unos ánimos que se te ponían los pelos de punta. En el kilómetro me parece 35, noto una presencia cerca y la gente gritando, al dar una de las numerosas curvas del circuito, veo detrás de mí una cara conocida, Fabián Roncero. Me pasa como una exhalación y puedo fijarme en su forma de correr, qué elegancia!!
Km
40. Hasta aquí me llega la gasolina. Es triste notarse tan fuerte físicamente,
pero VACÍO. Mi cuerpo le falta energía. Ni los geles ni las gominolas ni las
sales… Nada me llena ese vacío. Ahí sé que todo está perdido. Coincido esa
vuelta con un compañero de Badajoz, que me dice que él va a hacer 50 kms, que
si vamos juntos (aunque el llevaba 1 vuelta menos), se nos haría más liviano.
Me parece bien, bajo el ritmo y empiezo a digerir que mi final se llama 50 kilómetros.
Cuando cruzo la
meta, paro mi reloj, veo que han pasado 4 horas y 25 minutos desde la salida; me dirijo a los jueces y les aviso de mi abandono. Me despojo del dorsal
y me siento en la hierba. Miro al circuito, pienso que no estoy cansado, que las piernas no están
cargadas, pero el Vacío dentro de mí es inexplicable. Cojo mi avituallamiento, me ducho y al hotel.
Parciales vuelta ( 5 km) a vuelta
-10 vueltas GOMEZ OCHOA Nacho 26:45 26:07 26:11 25:08 24:40 25:07 25:36 26:44 28:44 30:09
Lo que vino después, para mí queda, una semana tumbado con vértigo periférico y notando que todo daba vueltas. Me da tiempo a pensar y reflexionar.
- En cuanto a este reto, está claro, no superado. No creo que vuelva a correr esta carrera. La ultradistancia y los circuitos, no es lo mío.
- Toca reflexionar, descansar y comenzar de nuevo. Objetivo principal: Valencia. No creo que compita mucho, voy a dedicarme a entrenar y disfrutar.