¿Qué
lleva al Homo sapiens a ser la especie más poderosa y capaz de
dominar al resto? Empecemos por el principio…
Los
antepasados más cercanos a nosotros, que llegaron a ser coetáneos, fueron el Homo Neanderthalensis y el Homo Sapiens. Hace años, se creía que el
Sapiens derivaba del Neanderthalensis. Más lejos de la
realidad, el Neanderthalensis se
desarrolló en lo que es hoy Europa y el Sapiens
en lo que es hoy África.
Las
características físicas del Neanderthalensis
eran de mayor robustez, tórax más ancho y
mayor perímetro craneal respecto al que presentaban los Sapiens. No se sabe, si por la migración
del Sapiens a la zona de Europa o por
un cambio climático, los Neanderthalensis
desaparecieron, dejando la rama evolutiva principal en los Sapiens. Llegaron a convivir dos Homínidos, tan cercanos y tan
diferentes en sus estructuras corporales. Hoy en día, es difícil imaginárnoslo. Entonces, por qué
prevalecieron los Sapiens?.
El
Homo sapiens es capaz de desarrollar
sus capacidades cerebrales (mayor madurez cortical, mayor desarrollo prefrontal
y occipital) y de desarrollar el pensamiento simbólico, y es cuando empieza a
crear mitos, creencias, religiones y a fusionar comunidades de iguales, que son
capaces de trabajar conjuntamente. Las vivencias se van convirtiendo en
experiencias y son transmitidas a los otros Sapiens
de la comunidad y entre generaciones. Así, es como la nueva humanidad avanza.
Las
vivencias/experiencias de otros no tienen porqué ser vividas por uno, si no que
se aprende de ellas y se evoluciona. Esa capacidad, es lo que se denomina el
pensamiento simbólico.
El
pensamiento simbólico va intrínsecamente unido al concepto de significación. La
significación es la capacidad para sustituir la realidad por un significante de
realidad y a través de este significante, evocar el significado. El pensamiento
animal necesita que la realidad esté presente, mientras que el pensamiento
simbólico, se produce cuando el objeto no está presente. Con el pensamiento
simbólico surge la capacidad de adaptar esquemas aprendidos a situaciones
nuevas. No es necesario vivir por primera vez algo, o vivirlo cada vez, para
que a partir de este pensamiento simbólico y la experiencia realicemos nuevos
patrones de conducta.
El
pensamiento simbólico surge aproximadamente a la edad de los 18 meses de edad,
cuando los niños, a partir del juego, son capaces de pensar con imágines y
símbolos. A partir de los 36 meses de edad, el niño ya es capaz de hacer uso de
este pensamiento simbólico para la resolución de problemas más complejos de
tipo relacional y sentimental.
Las
principales características que definen al pensamiento simbólico son:
- Permitir a la especia humana la
capacidad de crear
- Nos permite manejar una amplia variedad de
representaciones simbólicas
- Poder de transmitir información entre las personas,
incluso entre generaciones diferentes
- Poder de evocación de sucesos pasados, presentes e
incluso, inexistentes
- Nos permite conocer y aprender sin estar en contacto
directo con la realidad
- Desarrollo en todos los ámbitos de la cultura
Por
estas características, el pensamiento simbólico nos diferencia del resto de los
animales. El desarrollo de este pensamiento, permite a la especie humana
crear un lenguaje articulado, que no se enfrenta a la inmediatez de estímulos
concretos e inmediatos como el lenguaje animal, si no, que demora su respuesta
produciendo un lenguaje complejo lleno de significados.
El
pensamiento y lenguaje simbólico es un arma de doble filo, y su buen o mal uso
determinará nuestra dirección “evolutiva”.