El título me acercó a este libro. INSULARIDAD. Me encantó, me pareció un gran acierto del autor, y más si encima va acompañado de su historia personal. Conforme vas leyendo sobre un tema, en este caso correr, cada vez te va llamando más la atención los pensamientos, sentimientos y las historias personales de los corredores, que aquellos que te hablan de técnicas, planes para conseguir un objetivo (estos me gustaban en un principio).
Con un estilo directo, sin artefactos, el autor,
Ralph del Valle, nos introduce rápidamente en su universo vital. Como llega el
correr a su vida y como hace uso de él, inicialmente, para calmar su yo íntimo. Como
quizás nos ha pasado a muchos, lo que al principio es un medio, luego se
convierte en un fin. Correr, te cambia la vida, y porque no decirlo, te la
mejora. Cada uno a su ritmo, pero estoy seguro, que en muchos de nosotros nos hace
experimentar similares sensaciones.
Lo que está claro, que una vez que llega a tu vida,
se queda. Como al autor, a mí me encanta correr y sentir esa soledad. Zancada a
zancada, pensamiento a pensamiento, sentimiento a sentimiento y sin dar explicaciones
a nadie. Correr por correr.
Esta soledad, que te hace crecer, te lleva a conocer
a más gente con tus inquietudes y hace que poco a poco, esa preciada
insularidad, vaya desapareciendo, convirtiéndose en un archipiélago. Porque
como en aquella obra de arte del cine, Hacia Rutas Salvajes, la felicidad, para
ser completa, tiene que ser compartida. Te hace volver a creer en una
comunidad, eso sí, buscando a tus iguales.
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