Otra característica que la hace especial, es que es por la noche. Además, no la haré solo sino acompañado por mi amigo Iván, el centurión de la cuenca minera. La preparación ha sido complicada, no he seguido un plan específico para la ultradistancia, la he ido amoldando a las carreras que todavía tenía pendientes ( como la Media del Escorial). Al final, he entrenado de noche por monte, he metido muchas cuestas y he hecho tiradas desde 20 a 34 kms. No he creído, por el fondo que llevaba meter más kilómetros. Lo que más me ha costado, ha sido entrenar a ritmos bajos, debe ser que las piernas tienen memoria y cuando están acostambradas a correr a ritmos medios-altos, meter un minuto o minuto y medio más por kilómetro se les hace un mundo. Queda la preparación de la intendencia para la carrera, así como planificar los ritmos de la misma. El objetivo principal: Llegar y disfrutar, no sé si en 13, 14 o 15 horas. Gozo mucho con los entrenamientos por el monte, pero he de confesar que tengo ganas de recuperar el chip Maratón.
Mañana a seguir la preparación en Porto do Son (A
Coruña, Galicia), mi Paraíso, donde meteré kms por monte, playa y trazados
rompepiernas. Otro de los alicientes es conocer a un referente como Pedro Nimo
y participar en la 10 k de A Coruña el 27 de julio.
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